After the Storm

#entrevista

"Escribir es mi forma de terapia personal, un modo de darme oxígeno para vivir. Es mi manera de respirar, y respirar es el mayor reto de cualquier vida humana."

Entrevista con Campo Ricardo Burgos López

¿Cuál fue tu primer contacto con la literatura? ¿Recuerdas un libro o una experiencia que marcara tu camino como escritor(a)?
Bueno, los libros me gustaron desde pequeño y recuerdo que cuando era niño, mientras el resto de compañeros de curso se sentían desdichados cada vez que la profesora de español nos pedía leer un libro, a mí, en cambio, me gustaba mucho. Pero yo reconozco que lo primero que me gustó leer fueron los cómics más que los libros. Cuando era niño y estaba en secundaria, me fascinaba leer cómics grapados de la época que vendían en las droguerías de Bogotá como los mexicanos Kalimán, Tamakún y Arandú, o los norteamericanos Supermán y Batman. También era fan de las fotonovelas de El Santo.

¿Cómo influyen tus raíces culturales y geográficas en tu forma de escribir?
Soy colombiano y creo que eso se nota en mis textos. Siempre me siento cómodo haciendo que mis personajes vivan y actúen en escenarios colombianos diversos. Sólo cuando escribo cierta ciencia ficción y fantasía dejo de lado ese tipo de escenarios.

¿Qué autores o corrientes literarias consideras tus mayores influencias y por qué?
Yo matizaría esta respuesta. Soy psicólogo y sé que una cosa es lo que uno piensa conscientemente y otra lo que efectivamente ocurre en tu inconsciente. Puede suceder que uno piense que ciertos autores y corrientes son tu mayor influencia y a la hora de la verdad, lo que te mueve de manera profunda es otra cosa. En otras palabras, lo que quiero decir es que a esa pregunta no se puede dar una respuesta suficientemente clara ni certera. Cuando a uno le preguntan por autores que le han influido, uno contesta con creencias personales, no con hechos. Apuntada esa aclaración, diría que a nivel consciente siempre me han gustado tres autores: Jorge Luis Borges, Philip K. Dick y C. S. Lewis. Quizá unas sesiones con un psicólogo revelarían que me influyen otros que me daría miedo aceptar (a veces lo que a uno lo influye es lo que a uno lo asusta). Por otra parte, siempre me han fascinado la literatura fantástica y la ciencia ficción, pero combinadas con la filosofía como justamente lo hacen Borges, Dick y Lewis.

Además de escribir, ¿qué otras actividades o intereses forman parte de tu vida diaria? ¿Cómo impactan en tu obra?
Toda mi vida he sido profesor en distintos niveles y con todas las edades, desde la infancia hasta la adultez. Como docente, uno todos los días está sembrando semillas que nunca sabe si florecerán o se quedarán marchitas. Ser profesor, de cierto modo, es jugar todos los días a esa lotería.

¿Cómo describes tu rutina o proceso de escritura? ¿Eres de los que escribe todos los días o trabajas por impulsos?
Soy escritor en Colombia, donde los escritores profesionales son muy raros dado que nuestro mercado editorial es raquítico. De los escritores colombianos que conozco, más del 95 % se dedican a otras actividades para poder sustentarse y de allí que no puedan escribir a tiempo completo. Los escritores a tiempo completo en Colombia son una minoría y casi siempre pueden hacerlo por pertenecer a ciertas élites sociales, económicas y culturales. Lo típico de un país subdesarrollado. Aclarado esto, digamos que yo pertenezco a ese 95 % de escritores colombianos que les encanta escribir, pero que deben trabajar en otras labores para ganarse el pan. Por esa razón, los libros y textos que he escrito los he realizado cuando me queda tiempo de ocio, que, en ciertas temporadas, no es mucho.

¿Qué papel juegan la investigación y la documentación en tus obras? ¿Cómo equilibras la realidad con la ficción?
Cuando he escrito libros de ensayo o de crítica literaria y cultural, la documentación es vital. Pero cuando escribo poesía, cuento o novela, me puedo quitar de encima ese yugo. Igual, en cualquier cuento que uno escriba, la documentación previa es todo lo que uno ha vivido y leído hasta entonces en la vida. Por fuerza, cualquier cuento o poema tiene como documentación toda la existencia previa.

¿Qué desafíos enfrentaste durante la escritura de este libro? ¿Hubo momentos de duda o bloqueo creativo?
Orlando Elefante y otros cuentos está compuesto por cinco cuentos donde lo único que hice fue jugar con el lenguaje. Y jugar –sea uno niño o adulto– siempre es algo que se disfruta y que no se padece.

¿De qué trata tu libro? ¿Cómo describirías su esencia a alguien que no lo ha leído?
Orlando Elefante y otros cuentos son cinco relatos que oscilan entre la ficción especulativa y la ciencia ficción. Allí quiero jugar con arquetipos clásicos como Dios, la muerte o la belleza y considerar temas como el lugar del hombre en el universo, la alienación de la vida cotidiana, la búsqueda de sentido para la existencia y la necesidad de no hacer lo que está de moda en el tiempo y el lugar que a uno le han tocado en suerte.

¿Qué temas o mensajes principales esperas transmitir a través de esta obra?
Creo que ya lo contesté en la respuesta anterior.

¿Hay algún personaje o pasaje que sea especialmente significativo para ti? ¿Por qué?
Todos, pero me gusta Orlando Fernández, el protagonista de Orlando Elefante. Él representa a los seres humanos que tienen “la dicha que es desdicha” de no encajar con el tiempo y el espacio que les tocaron en suerte.

¿Cómo crees que este libro dialoga con el contexto cultural o social actual?
Esta pregunta también la he contestado con mis respuestas anteriores, pero digamos que tres de los cinco cuentos del libro (Orlando Elefante, Alicia Vargas contra el cosmos y Ser fea, ser Buda) tratan de personajes que no encajan en el mundo, que se sienten “outsiders”, que se niegan a estar a la moda (lo que lastimosamente millones de seres humanos hacen cada día de modo inconsciente). Por otra parte, estos personajes que no se ajustan al mundo son seres que, por esa misma razón, como dirían los existencialistas, lo que buscan a toda costa es ser auténticos, encontrarse a sí mismos.

¿En qué otros proyectos estás trabajando actualmente? ¿Podemos esperar algo nuevo próximamente?
Siempre estoy escribiendo cuentos y poemas. También, cuando la pereza me lo permite, estoy tratando de escribir una novela.

¿Cuál es tu mayor reto como escritor(a) en la actualidad, ya sea personal, profesional o creativo?
Graham Greene decía que “escribir es una forma de terapia” y yo siempre lo he asumido así. Escribir es mi forma de terapia personal, así lo he hecho toda la vida y espero seguir haciéndolo hasta la muerte. Escribir es una forma de darme oxígeno para vivir, un modo de respirar, y respirar es el mayor reto de cualquier vida humana.

¿Qué esperas que los lectores sientan, piensen o experimenten al leer tu libro?
Primero que se entretengan y que se diviertan, por supuesto. Luego, que consideren hasta dónde ellos son semejantes o iguales a los protagonistas de los relatos y hasta dónde ese cuento que leyeron es un retrato de sus propias vidas. Por ejemplo, que mediten hasta dónde cada uno de ellos es también un Orlando Elefante.

¿Qué consejo le darías a alguien que está comenzando en la escritura o busca publicar su primera obra?
Yo soy de los que creo que en este campo es imposible dar consejos; cada uno busca y desarrolla su propio camino. En psicología clínica lo primero que se aprende es que el terapeuta no da consejos al paciente, sólo le ayuda a verse a sí mismo desde nuevas perspectivas para que sea el mismo paciente el que, teniendo más elementos de juicio, se autoaconseje. Entonces, creo que con los libros es igual. Creo que uno no puede ofrecer consejos generales; a lo más que uno podría llegar es a escuchar al posible aprendiz de escritor para conocer mejor sus circunstancias, hacer que se vea a sí mismo desde una nueva óptica y, entonces sí, lograr el autoconsejo.

Campo Ricardo Burgos López

Nacido en Bogotá, Colombia, en 1966, este psicólogo y magíster en literatura ha hecho de todo un poco: profesor, crítico y escritor. Le apasionan los géneros como la literatura fantástica, la ficción especulativa y la ciencia ficción. Entre sus obras destacan el poemario Libro que contiene tres miradas (1993) y novelas como José Antonio Ramírez y un zapato (2003), El clon de Borges (2010) y Planeta Homo (2016). También se ha aventurado en el ensayo con títulos como Introducción al estudio del diablo (2013). En 2022, sumó otro logro a su lista como guionista de la novela gráfica Gólgota.

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